Querida Bárbara

Dos días sin ti y me han parecido dos años. Te escribo desde la soledad que me causa estar sin tenerte a mi lado, sentado en nuestro banco, nuestro parque donde se rozaron por primera vez nuestros labios.

Nunca creí que fuera a encontrarme desolado por dentro, cada latido de mi corazón suena a tu risa.

Sabes que siempre te desee, te deseo y te deseare lo mejor, porque tú eres la única persona que me produce ese brillo en la mirada.

Sé que donde estas, estas empapándote de ese maldito idioma que tantas vidas separan, como es nuestro caso, y aunque te pueda sentir gracias al Skype cerca de mí en ocasiones quiero que sepas que necesito verte, tocarte y sentirte.

Me he atrevido a escribir esto, público, porque necesitaba que todo el mundo sepa que estoy enamorado de ti y necesitaba gritar a los cuatro vientos que eres una parte esencial de mi vida.

Cada día, cada hora que pasa anhelo más tu vuelta y sueño cada noche con nuestro reencuentro en el aeropuerto.

Me despido de ti con las lágrimas en los ojos, pero feliz de saber que todos los kilómetros que nos separan están llenos de amor.

No olvides que me tendrás siempre aquí, animándote y dándote un empujón cuando más lo necesites.

Te quiero mi bella princesa.

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